El Chico de Ojos de Luna

Capitulo V: El cambio

Aun sin amanecer y con ese dolor intenso en mis ojos y en la cabeza, me levante rápidamente y fui a mirarme al gran espejo de mi tocador porque no podía casi abrir los ojos del dolor y los sentía extraños. Aquella sensación era muy extraña…

Encendí la luz y al mirar hacia el espejo, veía borroso y mis ojos lloraban doloridos. Una vez que mis ojos se fueron acostumbrando a estar abiertos y el dolor fue desapareciendo, pude empezar a ver algo, pero algo que no esperaba…

¿Dónde estaban esos ojos negros que yo tenía?¡No estaba viendo mis ojos! Mis ojos ahora era de un color grisáceo, color de Luna y más brillantes que esta misma, como los ojos de Haku… ¿Ahora tenia yo esos ojos?! Imposible! ¿Qué estaba pasando?. Empecé a asustarme y ponerme nerviosa. Mis ojos habían cambiado! Yo estaba cambiando! Y Haku había desaparecido en mi sueño y ya no podría ayudarme. ¿Qué soy?¿quien soy?. Esas preguntas volvieron a resonar en mi cabeza.

- Tienes que hacerlo tu sola Self. Volví a escuchar.

Entonces de repente me tranquilicé y me volví a mirar al espejo. Me miraba a los ojos, tocaba mi pelo, miraba mi piel…todo parecía ser diferente o ir cambiando poco a poco. Aun mirándome fijamente a los ojos, empecé a encontrarme diferente no en la imagen sino en mi interior, como si recordase parte de mi, como si a la que veía antes de este cambio nunca hubiese sido yo realmente…¿Sería esta sensación verdad?.

Algunas imágenes se me venían a la cabeza, pero esta vez ya no dolían, era como si me transportasen al momento que recordaba. Y en una de esas imágenes pasé de estar frente al espejo a estar en aquel mundo, en el bosque, pero en una senda que parecía ser el camino hacia algún lugar de aquel paraje que solo veía por las noches en sueños. Empecé a caminar y caminar siguiendo la senda, hasta llegar a lo que parecía una ciudad inmensa en medio del bosque. ¿Qué era aquello? Nunca lo había visto?...No, ese lugar me era familiar, muy familiar, como todo lo que me rodeaba en aquella imagen. Paseé por aquella ciudad que emanaba luz, todo era blanco reluciente, azul palido, dorado, colores preciosos y todo ello rodeado por el bosque, emanando paz por cada uno de sus recovecos.

Me encontraba sola caminando por aquel sitio y de pronto, de nuevo frente al espejo! Me acerqué a una esquina de la cama y me senté mirando hacia la ventana, aun era de noche y la Luna se encontraba en aquel estrellado cielo. Me pasé la mano por la frente, estaba shockeada y un sudor frio recorría mi cuerpo.

-Bueno, ahora dejando todo de lado. ¿Cómo voy a ocultarle esto a mamá mientras todo esto se pasa?.

En mi recaía mucho peso y estrés. Tenía que descubrir todo esto que rodeaba mi existencia lo antes posible. No podía seguir viviendo así…

- Vamos a tener que ayudarla...decía una voz

- Pero no se puede hacer! No está permitido! Replicaba otra.

- Nosotros somos quienes elegimos qué está permitido y qué no! Así que no se hable más…Una voz que se sobreponía a todas habló.

Unos hombres encapuchados con túnicas blancas hablan sentados mirando hacia lo que parece un pequeño estanque de agua en medio de la sala, donde se ve reflejada una chica sentada en una esquina de su cama.

Estos encapuchados se encuentran en una sala oscura, únicamente iluminados por la luz tan blanca que emana el estanque que se encuentra en el centro de todos ellos. Sentados en grandes sillones murmullan entre sí, tomando decisiones. Ellos son la ley, ellos son los cinco sabios de Thurk, un mundo paralelo al de los humanos, habitado por los guardianes del otro lado y encargados del bienestar de esos seres, los humanos, en sus sueños.

Uno de los encapuchados, el que está sentado en el sillón más grande y majestuoso de todos, se toca su larga barba blanca mirando fijamente a la chica que se ve reflejada en el estanque. Un destello sobresale del oscuro negro que provoca su capucha en su rostro. Se vislumbran unos extraños ojos que no tienen ni pupilas ni iris…son unos ojos destelleantes completamente grises, color de luna, diferentes a los de los humanos y tambien a los de Haku...

- Odorion, sabes que no puedes darle privilegios a la chica por ser quien es. La voz de uno de los encapuchados se dirige al hombre de barba larga y blanca, que parece ser el más viejo de todos y que está situado a su lado.

Este alza la mirada, mirando a los demás que conforman el circulo y terminando por el que le ha dicho aquello.

-Tu bien sabes, Genos, que no me dejo llevar por los sentimientos. Siempre he hecho cumplir las normas, es más, nunca habíamos tenido que tomar ninguna decisión que se saliese de nuestras expectativas, pero ahora hay que hacerlo y aunque diferente, hay que actuar sabiamente porque sabes las consecuencias que habría.- Su voz era ruda, consciente y firme.

-Bien pues, si los demás sabios, Hudara, Medrick y Linsel están de acuerdo, no tendré más remedio que aceptar vuestras decisiones, aunque me parece precipitado.

Acto seguido todos los sabios se miraron y asintieron. Aquel sería el comienzo de una nueva era para ellos.

- Entonces no se hable más.-Volvió a decir el sabio Odorion.

Alzaron todos sus manos, posicionándolas hacia el estanque que mostraba a la chica que había ido hacia la ventana a contemplar la luna mejor. De sus manos emanaban luz blanca. Instantaneamente, la chica del reflejo cayó desplomada al suelo.

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Tu tum!! O.O!! XD

¿Que pasará en el siguiente capítulo?

Capitulo VI : ¡No te mueras!

La verdad es que la historia ha dado un giro completo hasta para mi...pero me va gustando lo que estoy pensando ^^...espero que os guste.