jueves, 25 de febrero de 2010

El chico de ojos de Luna

CAPITULO III: AGONÍA

Esa mañana me sentía muy confusa. Aquel sueño fue más extraño de lo normal. ¿Estuve hablando con un sueño? ¿Fue real? ¿Lo fue? Cierto es que mi corazón arde en deseos de que así fuese, pero… ¿Es algo impensable?

Esa mañana no estaba hambrienta, y tampoco comí nada al medio día, no me sentía con ánimos de comer. Mi madre ese día había salido con unas amigas desde por la mañana, no tendría que preocuparme porque me viese sin comer.

De nuevo me encerré en mi cuarto y me aferre a la almohada. ¿Por qué estaba así? Estaba demasiado afectada por un sueño, además, no creo que aquel sueño provocara este sentimiento en mi, si me paro a pensar, no fue desagradable sino totalmente al contrario. ¡Bah! ¡Tonta! ¡Solo es un sueño y nada más! Pero en mi cabeza volvió a resonar: “Si piensas que los sueños no son reales no lo serán, pero no por ello quiere decir que no lo sean”. Hundí mi cara en la almohada, aun era muy temprano, pero aun así me quede totalmente dormida.

Otra vez en aquel lugar, pero esta vez no encontraba la compañía de aquel chico, de…Haku. Al pronunciar ese nombre mi mente, el corazón me dio un vuelco. Me paré a mirar todo el bosque entero, era inmenso, mágico. Aquel bosque me provocaba una inmensa paz interior, como si ya lo conociese de antes. Una luz tenue y misteriosamente bella silueteaba cada uno de los arboles que allí me rodeaban. Los árboles y arbustos tenían un color verde pálido pero intenso a su vez. Una vez terminado mi asombro pude moverme por allí, acercándome a los arboles, palpándolos, abrazándome a ellos, parecía que mi cuerpo me lo pedía…Había algo muy familiar en todo aquello, había algo que hacia como si quisiese…recordar…como dijo Haku. ¿Pero qué? ¿Qué debía recordar? ¿Y por que recordar algo de un sueño? La agonía me corrompía, era todo tan extraño. Entonces decidí simplemente dejarme llevar, ¿Me gustaría que este sueño fuse real no?, pues como ya dijo Haku antes, si pienso que los sueños son solo sueños eso serán simplemente, así que tratare esto como si pasase de verdad, aunque ello no era nada fácil.

Camine un rato por aquel bosque, hasta que escuche el ruido del agua caer, cerca había una cascada, podía escucharla perfectamente. Decidí caminar hacia ella para verla mejor, pero antes de llegar a su orilla me escondí tras un árbol, pues en la cascada se encontraba alguien ya. Mire a aquella persona con detenimiento desde un lado del árbol, sin que pudiese percatarse de que alguien le observaba. No puedo creer lo que veían mis ojos, era Haku, en aquel lugar, de nuevo me encontraba con él. Decidí quedarme allí, simplemente observando.

Estaba sentado en una roca, con los pies dentro del lago que formaba aquella pequeña cascada. Parecía pensativo, ensimismado en su pensamiento. Se echó hacia atrás, mirando al cielo entre los árboles. Aquel chico me atraía de una forma ilógica. Su belleza no era comparable a la de ningún otro chico, él es totalmente diferente a cualquier otra persona. Yo lo veía y sonreía, era impulso de mi cuerpo. Vi como cerraba los ojos y parecía quedarse dormido.

No podía resistir más, con cautela y mucho silencio me acerqué donde él estaba y me senté a su lado. Deslicé mi mano hacia su cabello, lo tenía revuelto, y se lo toqué con delicadeza. Era suave, muy suave. Bajé mi mano muy despacio hasta rozar su piel, su mejilla era muy cálida. Él pareció reaccionar ante el tacto de mi mano e hizo un leve movimiento abriendo sus ojos lentamente. Dio un sobresalto al verme allí y rápidamente se acercó a mí posando su mano en mi mejilla.
-Creí que era un sueño, dijo. Qué buena frase utilizó, porque yo estaba en uno. ¿Llevas mucho tiempo aquí a mi lado?

-No mucho. Simplemente te estaba mirando, le dije.

Haku sonrió levemente. Nos mirábamos sin decirnos nada más. Su compañía me era muy agradable y a él también parecía gustarle la mía.

-Haku… ¿Nos conocemos verdad?

-¿Al fin has superado la barrera de tus sueños? me dijo. Déjate llevar, todo surge solo.

-Me gustaría saber por qué esto me es tan familiar y he decidido dejar a un lado que esto pasa en mis sueños. Ahora nada de lo que pasa es normal, todo esto ya no tiene sentido, ¿por qué seguir ligada a la realidad? Él volvió a sonreir.

Al estar con él me olvidaba de todo, me olvidaba de la propia realidad, me olvidaba de quién era yo misma. Solo sentía el impulso de abrazarlo, de estar con él y de querer besarlo. Cuanto más miraba esos labios carnosos y rosáceos más ganas me entraban de besarle. Parecía como si no pudiese defenderme ante aquel sentimiento que ya tenía hacia él. Haku no paraba de mirarme, como si intentase averiguar qué pasaba por mi cabeza.

Me cogió de la mano y nos levantamos, me hablo de la tranquilidad que le daba aquel lugar, aquel bosque y de lo bella que estaba el agua en aquel pequeño estanque. Es como si nos conociésemos de siempre y simplemente hablásemos como otro día cualquiera. Aun sin soltarme de la mano, nos miramos mutuamente y me acerco a él. Yo no podía dejar de ver su rostro.

Derrepente, mi cuerpo empezó a reaccionar solo, fui acercándome a sus labios despacio, muy despacio, mirando aquellos ojos color de luna que tanto me hacían estremecer. Haku posó su mano en mi mejilla y con un leve movimiento se acerco a mis labios, rozando con aquellos labios cálidos y carnosos los míos. Con aquel beso parecía como si solo estuviésemos él y yo, que la nada nos rodeaba. Fue algo intenso. Al separar nuestros labios y mirarnos una gran sonrisa se encontraba en la expresión de Haku.



2 comentarios :

  1. Chica de la Luna de Jupiter28 de diciembre de 2010, 4:40

    Tu historia es hermosa espero q escribas mas es una historia que me llega

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